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Primera Comunión

Dejen que se me acerquen los niños, no se lo impidan, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey.! (Marcos 10,14)

La palabra de Jesús, "Dejen que se me acerquen los niños, no se lo impidan, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey" (Marcos 10,14) encierra muchas enseñanzas. En primer lugar, Jesús los tomaba en serio, los valoraba, los quería cerca, porque Jesús vió en la risa de los niños y en su inocencia espontánea y sin doblez, la actitud básica para poder acoger la Buena Noticia del Reino. Los que participamos en una primera comunión volvemos a aprender esta lección difícil.

Una segunda enseñanza del texto mencionado es que Jesús captaba la fuerza creativa de las niñas y de los niños y estaba persuadido de que si los dejaban, ellos se le acercarían por sus propios pies. Así ha de ser nuestra catequesis: fomentar en los niños esas experiencias personales y grupales que les abren el camino hasta Jesús, y ayudarles a acercarse a Jesús con sus propios pies, corazones y palabras. La primera comunión es una excelente ocasión para reunir a la familia y a los amigos, sin olvidar dónde está lo importante.


En algunos sectores, la primera comunión se rodea de vestuarios y festejos tan elaborados y complicados, que se asemejan más al lanzamiento de un cohete de la NASA que a un encuentro con Jesús. Lo mejor de las energías paternas hay que emplearlo en la preparación, en compartir serenamente y pausadamente con los hijos acerca de ese primer encuentro eucarístico con Jesús.


Los catequistas serios saben que lo que más fomenta la verdadera interiorización de los contenidos y experiencias vividas en la catequesis, es el diálogo fomentado por el Papá y la Mamá con su hija e hijo. No se entiende que haya Papás que sigan paso a paso los aprendizajes de matemáticas y de español de sus hijos e hijas y se desinteresen totalmente del proceso de preparación a la primera comunión que ellos mismos han auspiciado. Una primera comunión bien preparada es una llamada a la conversión.


No hay que tener miedo a dejarse sacudir por los hijos cuyas palabras calan más hondo que las del televisor o las de la ronda de amigos en torno a un dominó y unas cervezas. Más de un Papa ha tomado emocionado entre sus manos una Biblia para ayudar a su hija con una tarea de la primera comunión. Y al tomar la Palabra de Dios entre sus manos, es como si un aliento del Espíritu soplase los carbones encendidos cubiertos de cenizas de aquella fe juvenil, ahora descuidada, pero no muerta, quizas escandalizada por los cristianos, pero nunca por Cristo Jesús, el Señor.

Requisitos

  • Fe de Bautismo.
  • Certificado de haber aprobado el nivel anterior.
  • $3.00 del Libro.
 

La primera comunión es también un evento familiar que confronta a todos con el implacable e invencible candor de unos ojos infantiles que sabemos han iniciado una amistad con el más leal de los Amigos. La primera comunión es una invitación a relacionarnos seriamente con nuestra comunidad parroquial.


Los que comulgan por primera vez necesitan ser introducidos a su comunidad parroquial para que allí se sigan encontrando con Jesús ellos y sus familias. Se me ocurre, que cada parroquia pudiera inventar un sencillo gesto de acogida para estos niños en la Eucaristía dominical. La primera comunión es comulgar y compartir con las actitudes de Jesús, por eso, ha de ser una ocasión en la cual los niños abran sus corazones hacia los pobres y excluídos de todo tipo, tal y como lo hiciera Jesús.


Preparándose a la primera comunión, Jesús invita a los niños a descubrirlo presente en los hermanos necesitados. El traje blanco tiene que ser signo de ese llamado a revestirnos de los sentimientos de Jesús recibido en el bautismo y que ahora se ahonda en la primera comunión. ¡La primera comunión no es simplemente comunión de niños, es comunión de todos!.