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Novena de Navidad - Día 8

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Novena de Navidad - Día 8

 

En este tiempo cercano al nacimiento del Redentor del mundo, esta Novena se ofrece como ayuda para que cada hermano tenga, a través de la palabra de Dios, una oportunidad de interiorizar su relación con Dios y el prójimo.

 

Lectura: Lucas 1.57 – 79

Nacimiento de Juan el Bautista.
Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo y profetizó
diciendo:

«Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde antiguo, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian teniendo misericordia con nuestros padres y recordando su santa alianza el juramento que juró a Abrahán nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia en su presencia todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación mediante el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitantes en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Palabra del Señor.

 

Reflexión

Dios siempre ha elegido a una persona como profeta o precursor de su paso sobre la vida del hombre, así Juan el Bautista que va delante del Señor a “prepararle el camino”.

Así también, el que ha tenido una experiencia personal del amor de Dios, se constituye en "centinela del Reino” y puede hacer suyas las palabras del evangelio: “Esta es pues mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que Él crezca y yo disminuya. El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído”. (Cfr. Jn.3, 29b-32).

San Juan predicó la venida del Mesías, esta predicación en la Iglesia es el esperma del Espíritu que engendra la vida divina en quien cree; así tenemos un proceso de: concepción, embarazo, nacimiento, crecimiento. Este desarrollo es el proceso de nuestra fe.

Que Jesús crezca en nosotros hasta la estatura de poder amar al enemigo, entonces, para que él crezca, es necesario que yo disminuya.

 

* Del libro Novena de Navidad (Juan Carlos Fernández E.)

Acerca del Autor

Administración de la Parroquia San Ignacio de Loyola